miércoles, 30 de abril de 2008

SEDES DEL CONGRESO 2008. MUSEO DO POBO GALEGO

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La fundación del antiguo convento de Bonaval se atribuye a San Domingos de Guzmán, que en el año 1219 peregrinó a Santiago. Está situado fuera de muros, en la falda del monte de la Almáciga y cerca de la Puerta del Camino, por la que entran hacia la basílica del Apóstol los peregrinos que vienen por el Camino francés.

El cuerpo conventual, tal y como ha llegado hasta nosotros, corresponde al episcopado de fray Antonio de Monroi, arzobispo de Santiago entre 1685 y 1715, y se debe a Domingo de Andrade. La fachada es de pequeñas proporciones. La atención se concentra en la portada, compuesta por dos grandes pilastras toscanas decoradas con las sartas de frutas características del autor, que soportan un frontón curvo partido y enmarcan la gran puerta alintelada, presidida por la imagen del santo fundador. Por encima campa el escudo de la casa de Altamira con corona real.

Dentro del edificio, en el ángulo noroeste, es digna de admiración la triple escalera helicoidal, que por su técnica y audacia estructural da buena muestra del virtuosismo de Andrade. En el mismo hueco se desenvuelven tres ramplas independientes, que conducen a los diferentes pisos sólo una de las coronas en el mirador que domina la ciudad. Esta escalera está considerada por propios y estraños como un de los elementos singulares del patrimonio arquitectónico de Compostela.

Cuando se promulga la ley de exclaustración de las órdenes religiosas el convento pasa a manos del Ayuntamiento. Por el Real Decreto de 1836 de la Reina Gobernadora, que dispone que "los edificios que han sido monasterios y conventos en esta Corte se destinen desde luego al beneficio de los pueblos", San Domingos es destinado "para cuarteles de los Regimientos de Compostela y Santiago, con demolición de la iglesia"; ende ben, este dictame no se llegó a ejecutar. En 1841 el Ayuntamiento destina el convento de Bonaval a hospicio, que por 1945 ocupaba aún la parte norte; el ala sur, a la derecha de la iglesia, acogía un colegio de sordomudos y ciegos. Al ser suprimidas estas instituciones quedó por un tiempo desocupado, hasta que en 1963 el Ayuntamiento decide acondicionar y destinar una parte de las dependencias para Museo Municipal.

En 1977, a petición del Patronato del Museo do Pobo Galego, el Ayuntamiento cede el edificio para la creación del museo de mismo nombre. En el solar de la parte occidental, que ha permanecido vacante durante décadas, se inauguró en 1993 el Centro Galego de Arte Contemporánea, proyectado por el arquitecto portugués Álvaro Siza Vieira. La huerta conventual se transformó al año siguiente en un ameno parque, en el que aún se alzan las ruínas de algunas dependencias de los frailes.

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